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Cuando todo indicaba que una de las instituciones más saludables de este mundo cedería a la ambición de un hombre que ha corrompido todo a su paso, alguien con poco miedo decidió que el Premio Nobel de la Paz debía ser para la líder opositora venezolana María Corina Machado.

 

Ante la noticia, hubo quien se atrevió a exhibirse, como la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien ante la solicitud de una opinión sobre el tema solo dijo “sin comentarios”. La razón es que el movimiento de cuarta transformación de López Obrador ha sido un aliado indiscutible del régimen autoritario Chavista, que hoy dirige Nicolás Maduro en Venezuela.

 

El tema del premio Nobel es complicado y extenso, pero también puede llegar a ser simple de analizar si se revisa con sensatez y vergüenza. La entrega del Premio Nobel de la Paz 2025, sin buscarlo, puso a cada quien en el lugar que le corresponde.