Editorial
Pablo Méndez
Ante debilidad de presidente Andrés Manuel López Obrador, incapaz de hacer cumplir la ley y ser un omiso incorregible, familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa decidieron subir apuesta y derribar una de las puertas históricas de Palacio Nacional. No se metieron a buscar al inquilino del inmueble, quien en esos momentos se encontraba en su acostumbrada mañanera, simplemente porque no quisieron.
Los hechos desnudan puntualmente fragilidad del poder del mandatario. Mientras opositores a la autodenominada cuarta transformación tiemblan como animalitos en tiempos de frío y, con ello, han sido incapaces de poner freno a un presidente abusivo y autoritario, Ayotzinapa se sirve con la cuchara grande para evidenciar lo que realmente representa su exaliado político.
Dicen que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo. Ayotzinapa sabe perfectamente quién es López Obrador, cuál es su lógica, de lo que es capaz, pero sobre todo, cuáles son sus debilidades. Por ahí le pegaron.
Derribo de la puerta no tiene intención de que López Obrador los reciba, los escuche y resuelva peticiones, ni siquiera que haga justicia a los 43 desaparecidos. Lo que hizo Ayotzinapa fue exhibir debilidad del mandatario, en un acto también, de soberbia.
En su mañanera López Obrador buscará una salida retórica fácil para reponerse, sin embargo, como dice el clásico, golpe dado ni dios lo quita. Tal vez sea el principio del fin, y fue desde adentro.
@periodicoredsl AYOTZINAPA EXHIBE DEBILIDAD DE LÓPEZ OBRADOR https://redsl.mx/
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