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Por José Arturo González Guerrero

 

Cuando le preguntaron al profesor universitario y activista por los derechos LGBTQ + Johnny Carmona que significa el termino coloquial “naco”, explicó que es la forma peyorativa para referirse a una persona que construye sus ideas, creencias, opiniones, usos y costumbres en base a la desinformación, es alguien carente de información útil y valida.

Así podríamos pensar en personas cuyos referentes son personajes de ficción chabacanos como El Señor de los Cielos, interpretado por el actor Rafael Amaya, o Monica Robles, interpretada por la actriz Fernanda Castillo, e incluso podríamos incluir a La Virgen María en cualquiera de sus advocaciones; pero también influyen en los “nacos” personajes mediáticos sin otro valor que el de haberse convertido en personas públicas por su quehacer en la farándula, como Patricia Navidad, por ejemplo, es decir: “Fuentes de desinformación”.

En contraparte están las fuentes de información confiables con credibilidad y prestigio, los diferentes géneros de periodismo entre los que habría que mencionar el periodismo de investigación, el periodismo de opinión y el periodismo de divulgación científica.

Desde luego, hay que decirlo, tanto las fuentes de desinformación como las fuentes de información están bajo el amparo del artículo 6ª de la Constitución de 1917 que garantiza que: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público.

Además la libertad de expresión está protegida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la asociación mundial de escritores PEN Internacional, que se ha comprometido a mejorar las condiciones para el desempeño de periodistas, comunicadores, poetas, ensayistas y novelistas ante el embate de algunos gobiernos que limitan la libertad de expresión mediante la intimidación, amenazas, o clima de miedo.

Así y todo, nos cuenta don Ángel Verdugo que un jueves a las diez de la noche recibió una llamada de un ejecutivo de Grupo Imagen para informarle que en reunión de consejo habían tomado la decisión de permitirle conservar su espacio siempre y cuando dejara de hablar de El Tren Maya, Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y desde luego tampoco podría criticar al presidente.

Ante esta censura don Ángel Verdugo dijo NO.

Lo que siguió después fue que en la emisión mañanera del 1 de marzo, en su canal de youtube, don Ángel Verdugo informó que dejaba de escribir en Excelsior y dejaba de colaborar en el noticiero Imagen Informativa Primera Emisión con Pascal Beltrán del Río, después de 15 años ininterrumpidos de publicar su columna en ese diario de circulación nacional y 17 años ininterrumpidos de colaborar en diferentes programas noticiosos de Grupo Imagen.

Es mismo día, en su espacio radiofónico se despidió de Pascal Beltrán del Río.

 

Sin embargo podemos seguir escuchándolo en su canal de youtube todos los días en su “mañanera” y en su ejercicio de dialogo con sus seguidores en las emisiones vespertinas de “Platica con Ángel”.

Que Excelsior y Grupo Imagen hayan cedido a la presión de la Cuatroté es un mal augurio.

Si en México se silencia al periodismo de opinión, de investigación o de divulgación científica, estaremos a merced de las decisiones de un pueblo que podría estar convencido de que un “detente”, unas gotas de nano esferas de cítricos, o un vaso de agua tibia con bicarbonato y limón nos pondrán a salvo del coronavirus; que el uso del cubrebocas no solo no es necesario sino que es un bozal simbólico para acallar la verdad; o que Salgado Macedonio es víctima de un linchamiento mediático electorero, es decir, estaremos a merced de los “nacos”.

Y hoy sabemos que los “nacos” (personas que construyen sus ideas, creencias, opiniones, usos y costumbres en base a la desinformación, personas que carecen de información útil y valida) no son inofensivos, los nacos votan.