Columna
México, Estado fallido.
Pablo Méndez
En Michoacán, Tamaulipas, Guanajuato, Sinaloa, Veracruz, San Luis Potosí y muchos otros Estados, hay lugares donde ninguna policía es capaz de ingresar porque los delincuentes no se los permite. Esto significa que hay muchos sitios del país controlados por los narcotraficantes.
Todos los días vemos en las noticias a los pobladores de tal o cual región de México suplicando al Presidente Andrés Manuel López Obrador que los rescate, que les envíe a los militares y que haga justicia a sus muertos. La respuesta es la misma siempre: el silencio. ¿Qué ha pasado con esos cientos de familias?. Solo dios sabe.
En San Luis Potosí, por los rumbos de Matehuala, decenas de familias son secuestradas, robadas y vejadas. Los testimonios solo quedan entre familia y amigos. Nadie se atreve a presentar una denuncia. Por la forma en que se cometen estos secuestros, el puro sentido común nos dice que es muy probable que las propias autoridades, del los tres niveles de gobierno, estén involucradas.
Entonces, cuando el Presidente de México Andrés Manual López Obrador sale a negar lo que autoridades estadounidenses afirman, que el narcontráfico controla partes del territorio mexicano es, aquí y en china, hacerse guey.
