Por Pablo Méndez
La semana pasada dejó un saldo de buenas noticias a nivel país. El resumen de ellas es que las instituciones de México están resistiendo ante el autoritarismo, demagogia y perversidad del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Cuándo inició la actual administración del tabasqueño, teníamos la duda de cuánto resistirían nuestras instituciones democráticas, judiciales y de justicia o, cuánta presión soportarían los funcionarios que las presiden y las integran.
Ante la presión del autoritarismo morenista, no tardamos mucho en ver salir huyendo a varios, como el expresidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez. En este caso particular, las consecuencias también están a la vista, ahora con una presidenta invisible de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, una funcionaria totalmente ausente, que tiene a las víctimas abandonadas.
Las instituciones democráticas deben funcionar con autonomía del gobernante en turno, precisamente para ser un contrapeso, un vigilante y un correctivo del poder. Un presidente autoritario, como López Obrador, no tolera las instituciones democráticas. Le estorban. Él necesita instituciones que solo adornen como floreros.
Por fortuna no todos los integrantes de organismos autónomos salieron huyendo. Aunque la presión era mucha, aunque sabían que el Presidente tiene el poder para armar un expediente y acusarlos de lo que fuera, muchos se comportaron como verdaderos héroes nacionales y están dando la batalla, en contiendas que se pelean palmo a palmo.
Un ejemplo es el Instituto Nacional Electoral, encabezado por un hombre excepcional, Lorenzo Córdova. Antes de llegar al INE lo habíamos visto como un analista político electoral muy serio, comprometido, acucioso y preciso en lo que decía. Por ello llegó a la presidencia del organismo electoral más importante. Lorenzo y el INE han resistido las presiones del autoritarismo en el momento más difícil del país; han resistido frente al hombre más poderoso, que tiene las más negras y visibles intenciones antidemocráticas.
En San Luis Potosí estamos a unas semanas de llevar a cabo el cambio de gobierno estatal. Es importante saber si el gobernante electo Ricardo Gallardo permitirá que los organismos democráticos, judiciales y de justicia, mantengan su autonomía y continúen con su labor o, también, como López Obrador, buscará colocar a sus incondicionales.
Por lo pronto, en el marcador ya vamos perdiendo una a cero. Hace semanas trascendió que el Fiscal General del Estado podría abandonar el barco. Ya hasta tiene pista de aterrizaje en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. La pregunta es: ¿porque los potosinos no tenemos héroes?. De villanos ya estamos hasta la madre.
Por Pablo Méndez Salas
Periodista Periódico REDSL