Fueron muchas horas invertidas en mañaneras, en debates en cámaras de diputados y senadores y, en discusión en medios de comunicación, sin embargo, bastó solo un apretoncito del presidente de los Estados Unidos Donald Trump para que la presidenta de la transformación de cuarta Claudia Sheinbaum reculara y dejara sin efecto la disposición con la que México prohibió el maíz transgénico para consumo humano.
Se trato de una ocurrencia retrógrada del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, quien envalentonado reformó la Constitución para prohibir el maíz transgénico, no obstante que ningún científico avalaba su dicho de que era perjudicial para los humanos. Los seguidores del movimiento de cuarta creyeron a ciegas el disparate.
La pregunta es a quién le cargarán el costo político, pues la oposición es incapaz de cobrar rédito porque ya es parte del régimen.
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